El acoso escolar, un problema que ha existido durante décadas, ha encontrado en las nuevas tecnologías, un nuevo aliado para expandir su alcance y causar daños aún mayores. El ciberacoso, o ciberbullying, se ha convertido en una forma de acoso omnipresente y devastadora, que puede seguir a la víctima, incluso fuera del entorno escolar y las veinticuatro horas del día. Esta extensión del acoso tradicional hacia el ámbito digital, introduce una serie de complejidades y desafíos únicos, que requieren una comprensión profunda y estrategias de intervención, adaptadas a la era digital.
El ciberacoso, se define como cualquier forma de acoso que se realiza a través de medios electrónicos, como teléfonos móviles, redes sociales, correo electrónico o plataformas de mensajería instantánea. Puede incluir desde insultos y humillaciones públicas, hasta la difusión de rumores, fotos o videos vergonzosos, e incluso la creación de perfiles falsos para dañar la imagen de la víctima. Esta definición, abarca un amplio espectro de conductas, desde la exclusión deliberada de grupos en línea, hasta la suplantación de identidad con fines difamatorios. La naturaleza instantánea y viral de los medios digitales, amplifica el impacto de estas acciones, haciendo que el daño sea mucho más difícil de contener y reparar.
El ciberacoso, tiene un impacto emocional y psicológico, significativo en las víctimas. Pueden experimentar ansiedad, depresión, baja autoestima, aislamiento social e incluso ideaciones suicidas. A diferencia del acoso tradicional, el ciberacoso puede ser más difícil de detectar y detener, ya que a menudo ocurre en espacios virtuales donde los padres y docentes no tienen acceso. Además, la naturaleza viral de las redes sociales, puede hacer que el acoso se propague rápidamente y llegue a un público mucho más amplio, lo que aumenta la humillación y el daño a la víctima. Las víctimas pueden sentirse atrapadas y sin escapatoria, ya que el acoso puede seguirles a casa y perturbar su sueño y su vida personal.
Varios factores contribuyen al aumento del ciberacoso en la era digital:
• Anonimato
Internet permite a los acosadores esconderse detrás de perfiles falsos o seudónimos, lo que dificulta su identificación y reduce su sentido de responsabilidad. Este anonimato, puede desinhibir a los acosadores, llevándolos a comportarse de maneras que no harían en persona.
• Accesibilidad
Los dispositivos electrónicos, están presentes en la vida de la mayoría de los jóvenes, lo que facilita el acceso a las plataformas donde se produce el ciberacoso. La dependencia de los jóvenes de los dispositivos digitales para la comunicación y el entretenimiento, los hace especialmente vulnerables.
• Viralidad
Las redes sociales y las plataformas de mensajería instantánea, permiten que el contenido se difunda rápidamente y llegue a un público masivo, lo que amplifica el daño a la víctima. Un solo acto de ciberacoso, puede alcanzar a miles de personas en cuestión de minutos.
• Falta de supervisión
A menudo, los padres y docentes, no son conscientes de lo que ocurre en el mundo virtual de los jóvenes, lo que dificulta la detección y prevención del ciberacoso. La brecha generacional entre adultos y jóvenes en el uso de la tecnología, puede dificultar la comprensión de los riesgos y la implementación de medidas preventivas.
Algunos jóvenes perciben el ciberacoso como un entretenimiento, ya que en las redes sociales la cultura de memes y viralización de contenido, puede generar esa falsa percepción.
Es fundamental tomar medidas para prevenir y combatir el ciberacoso:
• Educación
Enseñar a los jóvenes sobre los riesgos del ciberacoso, la importancia del respeto en línea y cómo proteger su privacidad. La educación debe incluir el desarrollo de la empatía y la conciencia de las consecuencias de sus acciones en línea.
• Supervisión
Mantener una comunicación abierta con los jóvenes sobre su actividad en línea y supervisar el uso de dispositivos electrónicos. Esto implica, establecer límites claros y fomentar la confianza, para que los jóvenes, se sientan cómodos compartiendo sus experiencias en línea.
• Denuncia
Animar a las víctimas a denunciar el ciberacoso y ofrecerles apoyo emocional y psicológico. Es crucial crear un entorno seguro, donde las víctimas se sientan escuchadas y respaldadas.
• Medidas legales
Explorar opciones legales para castigar a los acosadores y proteger a las víctimas. Las leyes deben actualizarse para abordar los desafíos únicos del ciberacoso.
• Colaboración
Fomentar la colaboración entre escuelas, padres, docentes y plataformas en línea, para crear un entorno seguro para los jóvenes. Las plataformas en línea tienen la responsabilidad de implementar medidas para prevenir y combatir el ciberacoso en sus servicios.
• Fomentar la alfabetización digital
Para que la sociedad en general, entienda los riesgos, y beneficios de las nuevas tecnológias, y sepan como utilizarlas de manera segura, y eficaz.
El ciberacoso es un problema complejo, que requiere un enfoque multidisciplinario para su prevención y combate. Y es crucial, que todos los actores involucrados, trabajen juntos para crear un entorno en línea seguro y respetuoso para los jóvenes.