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El uso de drogas en jóvenes: ¿un problema invisible?

    Es común que algunos temas comiencen a considerarse como un problema real y preocupante cuando surge un detonante específico. ¿Acaso recién ahora somos conscientes de esta problemática? ¿Qué nos llevó a despertar a esta realidad? ¿Fue quizás el estudio realizado en 2022 por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEED), que reveló que casi el 84% de los estudiantes de tercer año de liceo han consumido alguna sustancia? Nos sorprende saber que el 69% dice consumir bebidas energizantes y el 62% alcohol, ¿Acaso no teníamos conocimiento de esto previamente? ¿O simplemente le dábamos la espalda a un tema que se nos presentaba de forma evidente?

    Ahora relacionamos este consumo con problemas de violencia, estados de ánimo como ansiedad, depresión y desinterés entre los jóvenes. Esto no es un fenómeno nuevo, pero de pronto nos hacemos más conscientes de ello. Esperamos que a partir de ahora este sea un tema prioritario en el cual trabajar, buscando intervenciones oportunas que ayuden a revertir esta realidad que presenciamos a diario.

    El consumo de sustancias como alcohol, marihuana, cocaína y otras drogas, es cada vez más accesible para los adolescentes. Este fenómeno se presenta como una herramienta de socialización y distensión en entornos donde la interacción social cobra relevancia, especialmente entre los jóvenes.

    Al entrevistar y conversar de manera abierta con algunos jóvenes, quienes prefirieron mantener su identidad en reserva, obtuvimos información valiosa sobre cómo manejan el consumo de drogas, cómo las consiguen y qué sustancias consumen. Manifestaron que el alcohol, la marihuana, la cocaína y las drogas sintéticas como pastillas y cristales, son las de más fácil acceso. Incluso aquellas drogas consideradas más peligrosas, como los alucinógenos, también se han vuelto más alcanzables.

    Los jóvenes expresaron que el consumo de drogas en sus dinámicas sociales, suele ser una herramienta que les ayuda a socializar y potenciar sus interacciones. Consideran que les permite estar más desinhibidos, animarse a hacer cosas que normalmente no harían y facilita la conversación con sus pares. Además, señalaron que el consumo de drogas, en especial el alcohol, tiene el propósito de «quedar bien parados» en esos entornos grupales.

    Cabe destacar que el consumo de drogas más allá del alcohol, suele ser una decisión tomada grupalmente, donde la curiosidad y el deseo de experimentar nuevas sensaciones, llevan a los jóvenes a probar sustancias más fuertes. La accesibilidad a estas drogas, ya sean legales o ilegales, se ha vuelto cada vez mayor, facilitando su obtención.

    El consumo de drogas en la adolescencia puede acarrear consecuencias profundas y multifacéticas, repercutiendo en diferentes áreas de la vida de los jóvenes:

    – Impacto en la Salud: Las drogas pueden tener efectos perjudiciales en el desarrollo cerebral, causar enfermedades respiratorias y cardiovasculares, afectar la memoria y la concentración, entre otros perjuicios para la salud.

    – Deterioro Académico: El consumo de drogas se asocia frecuentemente con un bajo rendimiento escolar, dificultades para concentrarse y aprender, ausentismo y una mayor probabilidad de abandono de los estudios.

    – Problemas Conductuales: La influencia de las drogas puede desencadenar conductas agresivas, riesgosas, impulsivas y problemas legales que afectan la integridad de los adolescentes.

    – Impacto Emocional y Social: El consumo de drogas puede contribuir al desarrollo de problemas emocionales como depresión y ansiedad, baja autoestima, aislamiento social y dificultades para relacionarse de manera saludable con su entorno.

    En resumen, el uso de drogas por parte de los jóvenes refleja un anhelo de conexión y autoexpresión, facilitado por la disponibilidad de estas sustancias. La dinámica grupal y la influencia del contexto social, juegan un papel determinante en la decisión de experimentar con diversos tipos de drogas. Este panorama complejo, requiere de un abordaje integral y preventivo, que involucre a toda la comunidad educativa y social, con el fin de proteger la salud y el bienestar de los adolescentes.