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Inteligencia artificial y el estudiante

    La IA está cada vez más extendida en todos los ámbitos. Por ejemplo, nos sugiere series en Netflix, ayuda a Alexa a contestar a nuestras preguntas, potencia tus filtros interactivos favoritos de Instagram y la forma en que accedés a tu smartphone.

    Aunque algunos estudiantes están más atraídos por la IA que otros, comprender los principios del funcionamiento de estos sistemas se está convirtiendo en una forma básica de alfabetización, algo que deberían saber todos los que terminan bachillerato. No hay que olvidar: la IA no es tu aliada.

    Los chatbots están diseñados para hacer esto mismo: chatear. El tono amable y conversacional que adopta ChatGPT al responder preguntas, puede hacer que los alumnos olviden que están interactuando con un sistema de inteligencia artificial, y no con un cómplice.Esto haría que la gente sea más propensa a creer lo que dicen estos chatbots, en lugar de cuestionar sus sugerencias. Los chatbots parecen humanos simpáticos solo imitan el lenguaje humano a partir de datos extraídos de internet.

    Debemos recordar a los niños que no den a sistemas como ChatGPT información personal delicada, pues toda va a parar a una gran base de datos.

    Los modelos de IA no reemplazan a los motores de búsqueda. Los grandes modelos lingüísticos son tan buenos como los datos con los que ha sido entrenado. Es decir, aunque los chatbots son expertos en responder con confianza a preguntas con una redacción que parece digna, no toda la información que ofrecen es correcta o fiable. Los modelos lingüísticos de IA también son conocidos por presentar datos falsos como hechos.

    Los alumnos deben tratar las respuestas de los chatbots, como cualquier tipo de información que encuentren en internet, de manera crítica. Aunque puede ser tentador confiar en los chatbots para responder a las consultas, no son un sustituto de Google u otros motores de búsqueda.

    Los profesores podrían acusar al estudiante de usar una IA, cuando en realidad no lo ha hecho.
    Ahora que la IA generativa ha llegado a las masas, uno de los mayores desafíos para los profesores, es averiguar cuándo los estudiantes han utilizado la IA para realizar sus tareas. Aunque muchas empresas han lanzado productos que prometen detectar si el texto ha sido escrito por un humano o una máquina, el problema es que las herramientas de detección de texto de IA son poco fiables y es muy fácil engañarlas. Ha habido muchos ejemplos de casos donde los profesores suponen que una redacción ha sido generada por IA cuando, en realidad, no ha sido así.

    Se trata de estar atentos, los sistemas de recomendación están diseñados para engancharte y pueden mostrarte cosas malas.

    Es esencial comprender y explicar a los niños cómo funcionan los algoritmos de recomendación.

    Las empresas tecnológicas ganan dinero cuando la gente ve anuncios en sus plataformas. Por ello, han desarrollado potentes algoritmos de IA que recomiendan contenidos, como videos en YouTube o TikTok, para captar la atención de las personas para que permanezcan en la plataforma el mayor tiempo posible. Los algoritmos rastrean y miden de cerca qué tipo de clips ven los usuarios para luego recomendar videos similares. Por ejemplo, cuantos más videos de perritos veas, es más probable que el algoritmo considere que querrás ver más videos de perritos en el futuro. Estos servicios tienden a guiar a los usuarios hacia contenidos dañinos, como la desinformación.

    Hay que utilizar la IA de forma segura y responsable. La IA generativa no se limita al texto, hay muchas aplicaciones gratuitas de deepfake y programas web que pueden imponer la cara de alguien en el cuerpo de otra persona en cuestión de segundos. Aunque los estudiantes hayan sido advertidos de los peligros de compartir imágenes íntimas en internet, deberían ser cautelosos a la hora de subir las caras de sus amigos a aplicaciones que puedan tener riesgo, ya que podría tener repercusiones legales

    Atención, no todo es pesimismo. Aunque muchos de los primeros debates sobre la IA en las clases giraron en torno a su potencial como ayuda para hacer trampas, cuando se utiliza de forma inteligente, puede ser una herramienta muy útil.
    Los alumnos que tengan dificultades para entender un tema complicado, pueden pedirle a ChatGPT que le explique paso a paso para poner a prueba sus conocimientos.

    Pedir léxicos de palabras difíciles a un chatbot, practicar preguntas de historia antes de un examen, o ayudar a un estudiante a evaluar sus respuestas, son otros usos beneficiosos.

    Si un estudiante lo utiliza de la manera correcta, es extraordinario, porque todo se va descubriendo sobre la marcha.