Los principales desafíos que se plantea Uruguay vinculados a los Objetivos
del Desarrollo Sostenible (ODS) son:
- Educación de calidad
- Trabajo decente y crecimiento económico
- Reducción de desigualdades
- Acción por el clima
- Paz, justicia e instituciones sólidas
- Alianzas por objetivos
El sistema educativo en Uruguay se rige por el principio de que la educación debe ser obligatoria, laica y gratuita, para todos los habitantes del país.
Una preocupación central de las autoridades de la enseñanza, es la mejora continua de la calidad de la educación, lo que le permitirá a las personas lograr un desarrollo sostenible en el tiempo y oportunidades de inserción laboral.
La oferta educativa se ha expandido, siendo obligatoria a partir de los 3 años, y se han desarrollado nuevos formatos para culminar los ciclos, como lo es, por ejemplo, el Bachillerato por tutorías, el cual le permite a personas que por algún motivo no lo pudieron terminar, lo hagan de la mano de un
tutor, pudiendo coordinar horarios y en un formato semipresencial que les permite mayor libertad para realizar otras tareas por las que seguramente dejaron sus estudios.
Para lograr esto es necesario que el sistema educativo potencie y coordine esfuerzos para alcanzar los objetivos antes mencionados. El sistema educativo le otorga gran importancia a que los alumnos terminen sus ciclos de estudio.
Si se logra mejorar la calidad de la enseñanza, se logrará mejorar el egreso de los estudiantes, especialmente en la educación media, que se ha vuelto un gran desafío.
Uruguay ha mostrado que se puede seguir un proceso de planificación para llevar adelante proyectos que combinen lo social, lo económico y lo ambiental.
En este contexto, cobertura, calidad y equidad son las tres grandes macrometas por las que los sistemas educativos de masas velan y por las que existe un amplio consenso en la comunidad internacional.
Para tener una educación de calidad es necesario avanzar hacia niveles altos de cobertura, es decir, que todos los niños tengan la oportunidad de estudiar sin importar su nivel socioeconómico. Esta es una preocupación constante de los gobiernos.
Sin embargo en Uruguay no se ha logrado esa meta ya que en el ciclo medio, la tasa de abandono es muy importante y todavía no se ha logrado revertir.
Los adolescentes no quieren continuar sus estudios porque no se sienten motivados, no le encuentran sentido a lo que les enseñan, muchas veces los docentes les ofrecen monólogos interminables, y el mundo ha cambiado, y las generaciones también, por lo que si no se cambia la forma de impartir
las clases, los recursos didácticos que se utilizan en clase, las metodologías de trabajo y se reformulan los programas para esta nueva realidad, donde la tecnología ha ganado un protagonismo impactante, el abandono se va a seguir dando. La realidad de los adolescentes de hoy está muy alejada a la realidad que se les enseña en el aula, es por eso que no se logra motivarlos para que sigan estudiando.
Si esta situación no se logra revertir terminará afectando, en el mediano plazo, la cultura cívica y política del país.
La matriculación en programas de formación docente en Uruguay ha crecido en un 70% en los últimos 15 años, pero sin embargo el egreso ha disminuido en un 34%. El egreso anual de dichos programas ha pasado de representar un 16% de los ingresos en el año 2000 a un 6% en el año 2015
(MEC, 2016).
Esto sugiere la existencia de problemas asociados con barreras internas al egreso que deben ser atendidos para mejorar dichos niveles y, por tanto, el flujo de profesores titulados hacia el sistema educativo
Por otro lado, otro aspecto en el que Uruguay se distingue de manera negativa es en la proporción de docentes en la educación media con asignación de tiempo completo a un centro educativo, por lo que deben ir de un liceo a otro para lograr salarios dignos, esto hace que el nivel de rotación docente sea importante, que sus ausencias sean muchas, generando esto un riesgo para la educación de calidad que se pretende.
Pandemia
Si bien en este artículo se han desarrollado algunas debilidades del sistema educativo uruguayo, ante la crisis generada por la pandemia del COVID-19 donde se tuvo que cerrar las escuelas por un largo período, donde el estrés por el encierro fue protagonista, tanto para las familias, como para los
estudiantes y docentes, las resoluciones tomadas por el sistema educativo uruguayo fueron ejemplares. El haber desarrollado el Plan Ceibal así como la provisión de servicios gratuitos de internet hizo posible que un gran número de estudiantes pudieran estar conectados y de una manera diferente acceder al aprendizaje.
En este contexto Uruguay y su forma de proceder ante la pandemia permitió que fuera uno de los primeros países del mundo en reabrir los centros educativos por etapas y de manera gradual. Se combinaron clases presenciales con clases a distancia, y se dividieron los grupos para que se pudiera mantener el distanciamiento social requerido. Está forma de trabajo brindó el puntapie necesario para estar preparados para cualquier otra contingencia que pudiera llegar a surgir. Es necesario formar a los docentes de manera más profunda para la formación a distancia, ya que esta requiere de conocimientos diferentes a los que hoy poseen.
Conclusiones
Si bien Uruguay en lo tecnológico está bastante avanzado, y eso es una ventaja importantísima, es fundamental tomar acciones respecto al abandono de los alumnos de secundaria, así como el replanteo de la formación que se está brindando en la actualidad. Hay que tomar acciones
también respecto a la formación docente y encontrar motivaciones para que culminen su carrera y mejores sus condiciones laborales, por ejemplo teniendo tiempo completo en las instituciones. De esa manera el docente se vuelve más eficiente, y no debe estar recorriendo centros educativos para poder llegar a las horas necesarias de dictado de clases para lograr un salario digno.
El sistema educativo debe seguir fortaleciendo la primera infancia y primaria.
Se debe dar la importancia y la atención necesaria a la formación continua y apoyar a la población adulta en cuanto a la utilización de las nuevas tecnologías para que no queden fuera del sistema. En este sentido, y al igual que ocurre en la actualidad en el mundo desarrollado, Uruguay tendrá que recorrer diversos caminos asociados al establecimiento de objetivos, sistematización de datos de diagnóstico y, finalmente, la elaboración de políticas de formación de competencias para jóvenes y adultos en el mercado de trabajo.
Todo esto va a requerir de consensos a nivel político y de los actores de la educación. Las necesidades en materia educativa, al ser el mundo tan cambiante, van a seguir cambiando, por lo que se debe tener flexibilidad para tener éxito en el largo plazo.
Por lo antedicho se debe prestar especial atención a la educación media y a la formación docente, debemos lograr que terminen sus estudios si se quiere tener una educación de calidad y para todos.
También se debe tomar en cuenta las competencias para jóvenes y adultos para su ingreso en el mercado laboral, debemos prepararlos para un mundo laboral que tiende a la automatización de procesos.
La acción del Estado en la educación, tendrá que ser dinámica, abierta al cambio en lugar de ser estática y homogénea. Esto generará que el estado otorgue las respuestas a las demandas que hoy requiere el sistema educativo.
En este sentido se debe replantear la forma de brindar las clases, el rol del docente y de esa manera se va a poder avanzar en acercar cada vez más a los estudiantes a la realidad que les toca vivir. Eso les va a dar seguridad, los va a motivar, los va a incentivar para seguir adelante con sus estudios porque lo van a visualizar como la única forma de poder insertarse en la sociedad y en el mercado laboral.