La pandemia ha dejado una huella profunda en la salud emocional de niños, adolescentes y adultos por igual. Las restricciones y el distanciamiento social, nos sumieron en un estado de incertidumbre y cambios constantes, lo que ha generado un gran impacto en nuestra estabilidad emocional. Las personas se encuentran irascibles, irritadas, violentas, algunos deprimidos, con un montón de miedos a lo que pueda suceder. Es un desequilibrio en las emociones que es notorio.
Para los niños, la interrupción en sus rutinas, la suspensión de clases presenciales y la falta de contacto con amigos y seres queridos, fue un tema particularmente difícil de sobrellevar. La falta de interacción social y el cambio repentino al aprendizaje en línea, han llevado a sentimientos de aislamiento, ansiedad y tristeza. Muchos han experimentado dificultades para expresar sus emociones debido a la falta de herramientas y apoyo adecuados.
Los adolescentes, en una etapa crucial de desarrollo y establecimiento de identidad, han enfrentado desafíos aún mayores. La pérdida de eventos sociales, como graduaciones, fiestas y actividades extracurriculares, ha tenido un impacto negativo en su sentido de pertenencia y motivación. El aumento de los sentimientos de ansiedad, depresión y soledad ha sido preocupantes. Además, la presión académica y la falta de contacto cercano con sus pares, han afectado su bienestar emocional.
Los adultos, en particular, han tenido que lidiar con el estrés adicional de mantener empleos, equilibrar el trabajo desde casa y el cuidado de los hijos, y enfrentar preocupaciones financieras. Este peso emocional ha llevado a niveles más altos de agotamiento, ansiedad y síntomas depresivos en muchos casos. La falta de interacciones sociales y el agotamiento de la rutina diaria, han contribuido a la sensación de desconexión y cansancio emocional.
Es evidente que todos los grupos de edad han sido afectados de manera significativa por la pandemia en términos de salud emocional. Ahora, más que nunca, es crucial prestar atención a nuestra salud mental y brindar un apoyo adecuado a quienes lo necesitan. La intervención temprana y el acceso a recursos de salud mental, son vitales para superar la problemática emocional que ha dejado esta crisis.
Es responsabilidad de los gobiernos, instituciones educativas, profesionales de la salud y la comunidad en general, trabajar juntos para abordar esta problemática emocional.
A medida que avanzamos hacia la recuperación, recordemos que cada uno de nosotros tiene un papel fundamental en brindar apoyo y comprensión a aquellos que han sido afectados emocionalmente.